jueves, 31 de julio de 2008

QUE LE PASA, QUE LE SOBRA, QUE LE FALTA A ESTE ATLETI.

Un apresurado repasito de Jesús Doggy.

Arranca una nueva temporada y, antes de que comience a rodar de verdad el balón, ya hemos empezado con las malas caras, con el mesarse las cabelleras, con el “otro año igual” y, en definitiva, con ese inefable afán por ponerse el emplasto antes de que te den el guantazo tan propio de esa que, dicen, es “la mejor afición del mundo”; esa misma y sufrida afición que, sin sonrojo pero con cierta sorna, califican de “Bendita” los delincuentes que rigen los destinos del club Atlético de Madrid.

Pero no, no se asusten, que no vengo hoy a hablarles del de la Cara Torcida, ni de sus mariachis, que bastante tenemos con la canícula y con la tan cacareada Crisis (¡¡¡uuuuuh, uuuuuh!!!); ni siquiera pretendo instruirles sobre ese aficionado atlético tan estereotipado y tan poquita cosa, tan poquita cosa que acaba haciendo bueno el necio tópico del Pupas. Verbigracia, que vamos a hablar del equipo, que es lo que en realidad importa, ¿qué no?

Arranca una nueva temporada, y ya van tres, con Javier Aguirre en el banquillo. Y uno se alegra especialmente por ello, no sólo por la hombría de bien de este laborioso y cabal manito, sino por lo que supone de mantenerse en una línea de trabajo y de no dar más bandazos que los inevitables, que no son pocos, dada la dirección deportiva que, por desgracia, padecemos. Vayamos, rápidamente, por partes.

LA PORTERÍA

Desgraciadamente, Christian Abbiatti –que ayer mismo volvió a cantar las excelencias de su paso por el Atleti- regresó a Milán requerido por Carlo Ancelotti. Desgraciadamente, a Leo Franco le resta un año de contrato y ha sido imposible colocarlo en River. Desgraciadamente, De Gea es todavía un chavalín. Desgraciadamente, no se ha apostado ni por Falcón, ni por Roberto, ni por Pichu Cuéllar. Pero no todo son desgracias. Afortunadamente se ha fichado un portero profesional y con experiencia: Coupet. La teoría nos dice que el francés será titular y que Franco (salvo que intercedan Maxi y el Kun, como sucedió el último tramo de la pasada campaña) jugará la Copa. Un chaval, Bernabé, será el tercer portero, con la idea de que el otro chaval, De Gea, juegue cada domingo en el filial para que pueda convertirse en el porterazo que muchos, tal vez prematuramente, dicen que es.

LA DEFENSA

Sin lugar a dudas la línea que más quebraderos de cabeza nos dio el año pasado y la que más repercutió en la fragilidad del equipo y en su falta de confianza. Se ha fichado con tiempo y con criterio, debe reconocerse. Al Atleti atrás, en eso convendremos todos, le faltaba contundencia, carácter, experiencia, rigor táctico, juego aéreo y salida de balón.

Tomas Ujfalusi y Johnny Heittinga vienen precisamente a aportar (casi) todo ello. Ujfalusi es el central que necesitamos desde hace bastante tiempo: sobrio, recio, profesional, con galones y siempre dispuesto a asumir responsabilidades. Su llegada, además, debería mejorar notablemente a Pablo Ibáñez, pues es bien sabido que el manchego, además de no tener personalidad, es un flan y un pan sin sal. Con Ujfalusi asumiendo la responsabilidad de ser el jefe de la zaga, Pablo debería volver a ser el que fue: un disciplinado y fiable defensa central. Al holandés le hemos visto esta pretemporada de medio centro defensivo y de lateral derecho, aunque su mejor rendimiento lo ha dado como central. En todo caso, Johnny es un gran fichaje, baste recordar como le despidió al afición del Ajax para hacerse una idea de sus principales características: casta y entrega, justo lo que nos hace falta. Y, perdónenme la frivolidad, un defensa holandés que se llama Johnny tiene que triunfar en el Atleti por hache o por be.

Con Antonio López indiscutible en el lateral izquierdo, el problema más grave lo tenemos en el lateral derecho, que, en mi opinión, es la demarcación prioritaria para fichar (y, ya puestos, al argentino Zabaleta) y no la de media punta. Perea, por su polivalencia, tendrá sus oportunidades, al igual que Valera y, presumiblemente, un magnífico canterano como Domínguez, central zurdo, pero es evidente que el Griego Desahogado y, por mucho que me duela, Mariano Pernía, deberían abandonar el equipo este verano.

LA MEDIA

O la madre del cordero, como ustedes prefieran. El culebrón rojiblanco de este verano ha sido el fantasma del mediapunta, del enganche o del volante ofensivo, como ustedes prefieran. Tanto es así que incluso el Maestro –ese Maestro mío, ese Maestro suyo, ese Maestro nuestro- ha caído en la trampa y ha disertado al respecto de un jugador que NO nos hace falta.

Tenemos, siempre en mi opinión, tres jugadores intocables en la medular: Simao, Raúl García y Maxi Rodríguez. En realidad, son dos, puesto que Simao hace las veces de tercer delantero cuando el equipo está en fase ofensiva, como se dice ahora. En el fútbol moderno, en el fútbol competitivo, la figura clásica del enganche (o del 10, como mejor les suene) ha desaparecido. Y, con razón, porque a la fuerza ahorcan. Para hablar con propiedad digamos mejor que el “enganche” se ha reconvertido. ¿Es Gerrard un enganche? ¿Y Paul Scholes? ¿Es Michael Ballack mediapunta? ¿Y Deco? Obviamente no. Son centrocampistas con calidad, de ida y vuelta, capaces de aunar rigor táctico, desgaste en la presión, control de los tiempos y los tempos del partido, con buen manejo de balón, capacidad para meter pases interiores y buen disparo desde media distancia. Es decir, jugadores tal vez menos brillantes y talentosos que Juan Román Riquelme (por mentar a la bicha), pero mucho más completos y resolutivos. Mejores. De hecho, si lo piensan un instante, no hay un solo equipo europeo de primer nivel (me atrevería incluso a decir que de segundo nivel) que juegue con enganche. Ahora es cuando salta el listo y dice que sí, que el Milan a veces sí y que el Arsenal siempre. Vale, listo, pero con un solo delantero, ¿a quién quitamos, al Kun o a Forlán?

Las cuestiones pendientes en el centro del campo del Atleti son otras, en concreto estas dos: el exceso de jugadores y el rol de Raúl García. Está claro que hay que limpiarse a Maniche y a Reyes. Sí, vale, a Cleber Santana también. Si salen los tres, deberían venir, al menos, dos futbolistas, uno de banda y otro más polivalente, para ejercer de suplentes junto a Luis García. Aguirre cuenta con Miguel de las Cuevas, que no se irá cedido, y ha pedido reforzar el pivote defensivo para no cargar toda la responsabilidad en el joven Ignacio Camacho. Paulo Assunçao es un jugador contrastado, con oficio y carácter ganador, Camacho será la segunda opción como stopper, quedando Motta, de nuevo, como incógnita, esperemos que positiva. La cuestión de Raúl García es, en principio, más compleja, aunque yo, particularmente, es un jugador en el que, como el Vasco, confío ciegamente. Si el año pasado el navarro se sacrificó brutalmente por el bien del equipo tratando de ser nuestro particular Patxi Puñal, esta temporada debería ser la de su consagración como volante ofensivo, mejorando los números y las prestaciones que ofreció en su penúltima temporada en Osasuna (antes de ser señalado por Patxi Izco y condenado por su adláter, Ziganda, a pasarse casi un año chupando banquillo). Raúl ha descansado bastante este verano, ya conoce el club y ya se ha asentado en la ciudad. Como yo no soy Manolete, ni hablo de rumores para vender periódicos o convocar audiencias para tertulias de gañanes desocupados, tan sólo me pregunto: ¿no será Raúl García el “enganche” que necesitamos?

LA DELANTERA

A mi, la verdad, me da entre risa y ascopena escuchar que nos hace falta un “10”, que nos hace falta un jugador franquicia, que nos hace falta un “salto de calidad” (que expresión tan sumamente idiota) o que nos hace falta un Gallifante. A ver si nos enteramos de una puñetera vez: ¡¡¡que tenemos al Kun Agüero!!! En fin, no escarmentamos. Tenemos probablemente al jugador joven más determinante del mundo, llamado a reinar sobre el balompié mundial durante un par de lustros, a punto de iniciar la temporada de su consagración definitiva en el Atlético de Madrid y nos dedicamos a hacerle el juego a la prensa deportiva, cuando lo único que tendríamos que hacer es cruzar todos los dedos con fuerza para que el malnacido de la Cara Torcida no venda al Kun que, como todo el mundo que entiende de fútbol sabe, es la auténtica Joya del Mercado, y no Cristiano Ronaldo. Qué lástima.

En la delantera, me perdonarán que lo diga, se ha fichado bien: Sinama-Pongolle es un buen delantero, es joven, tiene hambre y ganas de aprender. Una muy buena opción para dar descanso al gran Diego Forlán y para sellar a la contra los partidos en los que el Atleti se ponga en ventaja. En mi opinión, deberíamos también quedarnos con Diego Costa, porque la temporada es larga y, si superamos la previa de la Liga de Campeones, va a venir cargadita de partidos. Además, Costa podría jugar también como delantero-boya, un recurso muy necesario que falta en la plantilla. Veremos.

Y en este plan podría seguir, pero no lo haré, que menuda chicharra está cayendo. Ya sabe, tan sólo quería provocarles un poco. ¡Qué se expresen, coño!

jueves, 24 de julio de 2008

Teorema del mediapunta (sainete en dos actos)

Se acerca la previa de Champions y el Atleti 2008 - 2009 va tomando forma. O, al menos, debería.
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1. Teoría y características del mediapunta (más o menos)
Por Carlo Fontane, vivittore

El mediapunta es un jugador raro, mitad una cosa y mitad otra. Mitad centrocampista, mitad delantero, todo mediapunta. Mediapunta, si la palabra lo dice, delantero pero poco, centrocampista pero no sólo, mediapunta, oiga, no se complique Vd tanto. El mediapunta es normalmente distinto a los demás jugadores, a veces es chiquitajo y otras veces es rubillo, unas veces es taciturno y otras veces egocéntrico. El mediapunta es distinto y el resto de jugadores le miran de forma rara, mira, mira, que ahí llega un mediapunta, no me digas, vaya hombre, un mediapunta, lo que nos faltaba ya.

El mediapunta parece estar a veces despistado pero luego resulta que no, que está atentísimo, miren Vds qué cosas. Mediapuntas hay pocos y si son buenos son buenísimos y si son malos no valen para mucho más, porque como delanteros son lentos y como mediocentros son enclenques y si les pone uno en una banda se quedan en nada y se ponen a pensar en otra cosa y se marchitan y cuando les llega un balón están a lo suyo y contraataca un lateral. El mediapunta tiene una personalidad rara y un cuerpo que no siempre se identifica con el de un atleta, que a veces son cabezones y suelen ser ligeros y tienen tendencia a tener la voz aflautada, como Valerón, que cuando hablaba daba mucha risa. El mediapunta es como es y no lo puede evitar y es así desde pequeño y al nacer llora poco y llora tarde, pero porque quiere.

- Señora, ha tenido Vd un mediapunta
- ¿Otro?

El mediapunta tiene un alterego, el mediocentro. Si el mediapunta es enclenque y despistado, el mediocentro es un atleta, siempre concentrado, no se le pasa una al tío, menudo es el mediocentro. El mediapunta es dado al aislamiento o a reclamar fama, a ir contracorriente y a la conjuntivitis; por su parte, el mediocentro es discreto y hace grupo y corre que se las pela para quitarle un balón al rival y dárselo a un compañero. El mediocentro come poco y duerme bien y gusta de los colores discretos y planos y por ello a veces viste como un topo. Al mediocentro le respetan todos porque trabaja para todos y a todos ayuda, y al interior le quita un peso de encima y al central le facilita la existencia y al delantero a veces le da un balón en largo y en los corners se ve con todos y se saluda y les dice cómo estás y hay que ver qué calor hace, si lo sé me pongo en manga corta. El mediapunta no, el mediapunta no baja a los corners sino que se queda por ahí pululando y si le gritan que defienda o que no se mueva en la barrera se hace el longuis y pone cara de no entender y, si no le sujetan, un central recién llegado se le acerca y le da un sopapo.

Juega el mediapunta rival, peligroso y listo como él solo, y el mediocentro corre tras él y entre jadeos parece decirle que tú de mi no te escapas, que tú serás mediapunta pero yo soy mediocentro y los demás confían en mi, saben que no paro y que no me doy por vencido. Y el mediapunta rival lo nota y piensa hay que ver qué pesado es este tío y duda y falla y el mediocentro recupera el balón con fiereza y se gira y se lanza potente al ataque y levanta la cabeza y busca al mediapunta, que es el que sabe. Y el mediapunta está ahí y los delanteros lo saben y se lanzan hacia la portería rival para forzar a la defensa a replegarse y el mediocentro lo entiende y le pasa el balón al mediapunta. Y este, con calidad pero despistado recibe el balón y controla mal porque está pensando en si ese de la segunda fila no es igualito al de las gafas de los Amaya. Ay Dios mío piensa el mediocentro y ay Dios mío piensan los delanteros y yo a este tío le mato piensa el central recién llegado y, mientras, los rivales lanzan el contraataque.

Se repliega el mediocentro y también los interiores y el mediapunta se queda un poco a lo suyo pero con sentimiento de culpa y los centrales rugen y los rivales se despliegan ganando campo y terreno. Y todo vuelve a girar en torno al mediocentro y al mediapunta rival, que ya ha recibido y ya ha controlado pero no ha tenido tiempo de pensar porque el mediocentro, tenaz como un lobo, ya está encima y ya le sigue y ya jadea, una vez más, y cuando jadea le dice que yo como tú me como tres por la mañana, y tres por la tarde y tres más por la noche pero procuro no mezclarlos con carbohidratos porque me lo ha recomendado el médico del club. Y vuelve a dudar el mediapunta y la gente piensa que los mediapuntas son de naturaleza dubitativa y un señor lo dice en alto y uno de atrás le llama redicho y acaban a tortas. Y mientras tanto ya está encima el mediocentro y le entra el pánico al mediapunta rival, que pierde el balón de nuevo. Y, vuelta a empezar, recupera el mediocentro y levanta la cabeza y busca al mediapunta y éste está bien colocado, ahora sí. Y el mediocentro le pasa el balón y el central más joven dice NO y el más experimentado dice espera.

Y recibe el mediapunta y se despliegan los delanteros y se repliegan los rivales y el mediapunta esta vez no está en el limbo, sino que está pensando. Piensa. Piensa más rápido que el resto, piensa mientras los demás arrancan a pensar. Y hace algo que para él es fácil y para el resto no, y entiende lo que le pasa por la cabeza al delantero antes de que el delantero mismo entienda qué le pasa por su propia cabeza. Y para el tiempo y duerme los movimientos de todos y con el rabillo del ojo ve claro lo que el instinto del compañero, que no el compañero mismo, le indica. Y ve un hueco que nadie vio, y lanza el balón a un sitio al que parece no tener sentido lanzarlo. Y eso nos parece a todos pero medio segundo más tarde todos entendemos todo, todos vemos el prodigio, todos vemos claro lo que el mediapunta vio claro dos segundos antes que todos los demás.

Y queda solo el delantero y marca y lo celebra a saltos y rápida y lentamente a la vez, un segundo más tarde de lo apropiado, cae el delantero en que el mérito no es suyo sino que es del mediapunta y hacia el mediapunta se gira y ve que ya le está abrazando el mediocentro, siempre atento y generoso. Y el central recién llegado arranca para sumarse al abrazo y el central experimentado dice ves. Y la grada se echa las manos a la cabeza y dice Dios mío y dice viste eso y dice madre del amor hermoso y se olvida al instante de ese balón que perdió por pensar en los Amaya.

Y es que a mi, que no llego a mediocentro, en el fondo me hubiera gustado ser mediapunta.
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2. El mediapunta en el Atleti de hoy: ¿quimera o realidad?
Por Charles A. Fontaine, Ph. D.

El Atleti de la temporada próxima, aún en fase de embrión, larva o pupa (según se mire), va dejando algunas cosas claras y otras no tanto. Va dejando claro que se ha apostado por reforzar la defensa, que falta hacía, y también que no sabemos bien cómo funcionará la portería. Deja claro también que el ataque ni tocarlo, faltaría más, y que a Mista se le ha querido cambiar por un jugador que a lo mejor sí y a lo mejor no, y aunque esperemos que sí no las tenemos todas con nosotros (por más que nos quede claro que mejorar a Mista no es difícil). También deja claro que, a salvo de cambios de última hora, jugaremos con Simao y Maxi en las bandas, que no sé si es buena noticia o una apuesta algo insegura. Algunas cosas parecen claras, sí, algunas sí.

El Atleti presenta también sus zonas grises, claro está: de lo contrario, en el caso de que las cosas se hubieran hecho con lógica cartesiana, tendríamos un gran lío los que acostumbramos a seguir las cosas de este equipo que una vez fue un Club. No nos queda claro de qué jugará exactamente Heitinga, que puede jugar de varias cosas y de varias cosas parece que puede hacerlo bien, ni si fiaremos toda la función defensiva de la banda izquierda a Antonio López. Tampoco sabemos si será Leo Franco o Coupet o algún otro quien se encargue de que no pasemos fatigas cada vez que el equipo contrario merodea el área propia ni si Pablo será el que fue. No sabemos si seguirá Cléber ni si seguirá Reyes, pero parece cada vez más claro que este año, el de la continuidad, también conseguiremos acercarnos a la media de ocho fichajes por temporada: en esto sí es fiable el club, esto no me lo negarán, que este Pitarch es un fenómeno de la estadística.

Donde más dudas presenta el equipo, que esto ya lo saben Vds, es en el centro del campo, en el centro del centro, en el sitio en el que hay que crear y contener, en el espacio que comparten la sala de máquinas y el puente de mando. Si el año pasado el equipo, flojo de cuartos traseros, asemejaba un bull dog francés con cuerna de alce canadiense, este año se han igualado las fuerzas entre los de delante y los de detrás pero en el centro ha quedado un cráter ideológico, a la manera de un donut rojiblanco: ¿jugará Aguirre con dos medios centros de ida y vuelta o lo hará con un mediapunta? ¿quiso decir algo Aguirre al afirmar que quería rectificar y asumir que el equipo necesita un mediocampista creador? ¿se quedará Maniche, como sugiere él mismo en un reciente discurso a caballo entre lo conmovedor y que no le queda otra? ¿por qué son todos los mediocampistas de la plantilla de un sospechoso corte similar? ¿volverá Motta al reino de los vivos? ¿es el mediapunta el remedio a todos nuestros males o simplemente una posibilidad sin contrastar? De hecho ... ¿se atreve alguien a definir en una oración simple qué es un mediapunta?

La afición, eso sí, parece tenerlo claro y piensa uno que no se equivoca: aquí hace falta alguien que mueva el balón, que piense y haga jugar, que juegue al fútbol, hombre ya. La afición se acuerda de Schuster y de Pantic y no le cabe ni una duda más sobre lo que hace falta, mecachis, de qué valen tantos trotones si no hay nadie que les diga hacia dónde trotar, de qué valen dos puntas soberbios si no hay quien les haga llegar el balón, de qué vale un medio centro con devoción por recuperar balones si no hay alguien con la cabeza despejada a quien entregárselos. El aficionado tienen la sensación de que si uno mete a Assunçao, Camacho, Cléber, Maniche (si se queda) y un poco menos Raúl García y Motta (el Hombre Condicional) en un cubilete del parchís, la tirada de dados siempre mostrará números dobles. Vamos, que tanto montan y montan tanto, que son casi clónicos, que puede que Raúl tenga más calidad y casta que el resto pero quizás no la suficiente para asumir toda la responsabilidad de armar el ataque, y puede que Motta, si este año se aparece, pueda ser un buen complemento de otro pero no el único protagonista en un espacio tan complicado como el que ocupa. Camacho, que da buenas sensaciones, sólo tiene 18 años y Assunção, bregado en estas lides, hay que ver cómo se adapta a la liga. Maniche parecía fuera pero ahora parece querer aferrarse a Madrid con uñas y sus característicos incisivos frontales, y puede ser uno más en un catálogo con pocas variaciones. De Cléber no decimos nada, que no sabemos bien qué pensar y además el club le busca salida (que esa es otra, y de las buenas), y además por esa zona ya ha aparecido hasta Heitinga.

Queda claro pues que con lo que hay en la plantilla parece que se garantiza más la contención que la creación, la recuperación (al menos en campo propio) que el pase hacia adelante. Bien. Hace falta pues alguien que la mueva, que la mime, que se vea libre de tareas defensivas para poder aportar más en ataque. Ay. Si el Atleti juega con Kun y Forlán y Simão como parece, poca tarea defensiva se puede esperar de ellos (salvo que se vuelva a exigir a Forlán la hercúlea tarea del año pasado, donde fue él solito responsable de recuperar el balón, tirar una pared, tirar un desmarque, tirar hacia la banda, tirar del resto y tirar a puerta, con el impacto negativo que esto puede tener en su misión principal, el gol). Maxi puede defender más, sí, pero entonces pierde muchas de sus virtudes, y no les cuento ya si en vez de Simao o Maxi salen Luis García o Reyes (de quién, rumorean, valora adoptar el taurino sobrenombre de Casito Perdido de Utrera: esperemos que se equivoque). Nos quedan pues dos jugadores para contener al rival en el centro del campo. Dos. No es mucho. Si uno es un mediapunta con tareas sólo ofensivas, uno. Ay. El Atleti tiene mucho jugador ofensivo, quién lo iba a decir cuando llegó el mexicano, quién lo iba a decir.

Pues que defienda el mediapunta, dice el lector, o al menos que defienda un poco. Ya les advierto que yo, que como saben soy tonto, no tengo claro qué se entiende por un mediapunta. Pues hombre, el que da el último pase, el que dirige el ataque, si está claro. Ya. ¿Como Xavi? Sí, un poco como Xavi pero un poco más adelantado. Un enganche, vaya. Sí, un enganche, como Riquelme. ¿Defiende Riquelme? No mucho. Ah. ¿Cómo Pantic? Sí, como Pantic, pero Pantic no defendía mucho, ¿no?¿Como Schuster entonces? Sí, como Schuster, eso es, aunque tampoco defendía, pero, como Pantic, tenía detrás a Vizcaíno, así, en rombo. Vamos, que no defiende el mediapunta, ¿no? No, ah, sí, entonces necesitamos un Vizcaíno. ¿Raúl García? Puede, sí, aunque quizás él tenga tendencia a subir un poco más. ¿Motta? Sí, Motta sí si Motta vuelve, puede que sí. ¿Assunçao? Sí, puede, si se aclimata sí. Vamos, un rombo, lo que queremos es un rombo de toda la vida, lo que viene siendo un rombo, haberlo dicho antes, hombre, un rombo, un simple rombo. Un rombo, por cierto, que no es lo que quería Aguirre hasta ahora, al menos. Un rombo. ¿Es posible un rombo con interiores no excesivamente defensivos? Uy, pues no sé, esa es otra, claro, a ver, no sé, sí si el medio centro lo borda pero claro, no sé, antes hemos dicho que no sabemos bien si los interiores nuestros son muy defensivos pero no nos queda claro. Ay Dios mío, ¿a ver si para jugar con un mediapunta lo que hay que hacer es tener interiores que colaboren? O a ver si Aguirre planea jugar fuera de casa o contra equipos que aprieten con dos medios centros y con un mediapunta sólo cuando juguemos en casa o contra rivales más débiles ...

¡Diga Vd algo, Aguirre, hombre de Dios!.