viernes, 13 de enero de 2006

Pero… ¿la culpa es de Bianchi?

Una vez más, el Atleti se deshace de un entrenador sin que éste haya tenido el tiempo suficiente para demostrar su idoneidad para sacar al equipo del pozo en el que mora. Ahora, el defenestrado es Bianchi, un entrenador de relumbrón. Pero… ¿es esta la solución a los problemas de los colchoneros?


Vaya por delante que uno se declaró en su momento muy ilusionado con la llegada de Bianchi. Y vaya también por delante que las expectativas que uno tenía no se han visto colmadas ni de lejos en este primer tramo de liga. Esperábamos un salvador y la realidad ha demostrado que las cosas no cambian de la noche a la mañana. Vinieron algunos jugadores que parecían interesantes, tras la inversión más alta de los últimos años. Se veía que faltaba un medio centro de garantías, que Gabi podría no estar suficientemente maduro para la misión que se le encomendaba, que la plantilla estaba descompensada… pero confiábamos en que el Virrey consiguiera suplir con su talento las carencias del proyecto. Lamentablemente, hasta ahora no venía siendo así: el equipo jugaba fatal, tan mal como otros años; los jugadores parecían tan poco comprometidos con el equipo como antaño; no había fuerza, ni casta, ni ganas, ni talento en puestos claves. El Atleti era, en fin, lo que lamentablemente ha venido siendo estos últimos años: un mal equipo de fútbol.

¿La solución adoptada por la directiva? ¿Reforzar la plantilla? ¿Asegurar un proyecto, confirmando en su puesto a los elegidos por ellos mismos hace pocos meses? No. Cesar, una vez más, a un entrenador. En estas fechas la prensa suele sacar alborozada las listas de entrenadores despedidos durante la era Gil. Algunos compañeros con más paciencia y mejor vista que yo me confirman lo que me temía: cuarenta y tantos. Cuarenta y tantos en dieciocho años. No sé yo si habrá un club en el mundo que nos pueda hacer sombra en este ridículo record, pero seguro que si lo hay no es campeón de Europa año sí y año también. Ahora hablan de Aguirre, un técnico que lleva 4 años en un equipo y que ha tenido que salvar varios match balls para tener el equipo que quiere y donde quiere. ¿Por qué se fija el Atleti en un entrenador que ha necesitado el tiempo que no está dispuesto a darle?

Pues, según parece, debe ser para acallar a la masa social de la entidad. Se habla de fichar un entrenador conocido como se dispensa un analgésico a un enfermo terminal. Se evita afrontar un problema serio dando una aparente solución a cortísimo plazo. No es nuevo: cada año nos obsequian con raciones de fichajes-ficción de fulminante efecto sedante: Riquelme, E'too, Mascherano, Rosicky… nombres de peso que nunca llegarán al Calderón. Raciones de falso optimismo que la afición consume compulsivamente, forzada por la prensa deportiva que hace el juego al Club, empujando la información garganta abajo del aficionado como si fuera un pato llamado a hacer foie grass del bueno.

Desde que los actuales propietarios se hicieron con el club el Atleti vaga por la liga (a veces perdiendo la categoría) sin dirección técnica ni proyecto deportivo que merezca credibilidad alguna. Han cambiado los jugadores (da vértigo mirar a las plantillas de hace tres o cuatro años: apenas quedan jugadores de esas plantillas hoy en día), han cambiado los entrenadores y el equipo sigue igual, es decir, fatal. Los jugadores que valen no duran, parece que tampoco los entrenadores… ¿no será precisamente ese el problema?

Y es que, también en lo deportivo, la directiva está demostrando ser un problemón para la entidad. No les vale con una calamitosa gestión económica ni con haber confundido, sedado y finalmente desmoralizado a una afición tan entusiasta. También están acabando a marchas forzadas con el prestigio deportivo del club, gracias a gestos y fichajes más relacionados con salvar su propia imagen y generar jugosas comisiones que con la formación de un equipo de garantías. Lo asombroso es que, tras casi veinte años de desatinos, la afición siga sin identificar la verdadera raíz del problema y siga pidiendo en masa (o no tan en masa) la cabeza del mensajero. La terapia de choque del equipo sufridor, sin suerte pero de seguidores iluminados por un don cuasi-divino resignados a su suerte parece que por fin tiene el resultado que esperaba la maquinaria de marketing que la urdió.

Una paradoja se plantea en este punto. ¿No les resulta curioso que la directiva haga inmediato caso a la afición cuando piden que se eche a Bianchi, apuntando presta con el pulgar hacia abajo entre vítores del populacho? Sobre todo porque cuando la misma afición pide con igual vehemencia que no se venda el estadio o que cambie de propietario el club, la sordera parece invadir el palco&hellip. Curioso, ¿no creen?

En fin, y digo yo, por resumir… por mal que lo haya hecho Bianchi… ¿quién creen que merece más una oportunidad? ¿un técnico de reconocida trayectoria tras sólo cuatro meses al frente de un equipo que él no diseñó? ¿o bien una directiva que ha demostrado su ineficacia durante la friolera de casi veinte años? Yo lo tengo bastante claro. Y espero equivocarme de plano, pero mal veo los próximos meses para el que fuera tercer equipo de España. Y que conste que nada me alegraría más que tener que rectificar.